19 May 2006

Linchamientos y feminicidio

Por Margarita Carrera
Prensa Libre (19 may 06)

Lo más infame de los linchamientos es que aquellos pueblos que fueron víctimas de la guerra sucia se están convirtiendo en victimarios que creen tener el derecho de señalar, juzgar, torturar y quemar vivos a los sospechosos de cometer algún delito.

En el último linchamiento participaron casi mil personas del caserío La Vega, aldea Chiquej, Santa Apolonia, Chimaltenango.

Ahí se linchó a tres hombres acusados de ser asaltabuses. Una de las víctimas fue el agente de Policía Nacional Civil Nery Antonio Contreras, quien “estaba de descanso y salió a divertirse con dos amigos que seguro fueron confundidos”.

Días antes se había linchado a un hombre y a una mujer en Sumpango porque se creyó que eran robaniños. Me parecía que, en anteriores linchamientos, no participaban mujeres, sólo varones.

Pero este último en Sumpango, trajo abajo mi suposición.

Mujeres, acompañadas de niños, daban garrotazos a los sospechosos. Lo peor fueron los aplausos y la alegría al ver cómo morían el hombre y la mujer después de rociarlos con gasolina.

¿Hasta dónde llega el crimen y la barbarie en Guatemala? El Estado de Guatemala deberá ahora informar al Comité Contra la Tortura de la ONU la razón por la que ocurren los linchamientos; asimismo, las medidas que se adoptan que, como es fácil comprobar, hasta ahora han sido escasas y en extremo débiles.

¿Somos un “paraíso para asesinos” como nos acusa la cadena de televisión BBC? Amarga pregunta que tiene una inmediata respuesta: sí, somos un país para asesinos. ¿Y dónde están las autoridades para impedir que éstos sigan matando a diario?

Porque parece que no hay autoridades responsables, tampoco asesinos, sólo asesinados y asesinadas. Muchas veces no se logra identificar a las mujeres a quienes se ha violado y dado muerte con saña.

En un vídeo que dura 58 minutos, la BBC graba a Francisca López cuando, al ir a recoger el cuerpo de su hija de 13 años, recibe las ropas ensangrentadas que vestía (una prueba que debería guardar la Policía).

¿Pero para qué si aquí nada se investiga y nadie es culpable? Sobre las violaciones, el documental resalta que en Guatemala un violador puede evadir la cárcel si se casa con la víctima. ¡Y esta ley sigue vigente!

Y aún más vergüenza para Guatemala: en la última parte del documental, la periodista Portenier logra hablar con el presidente Óscar Berger cuando salía de un acto donde condecoró a Efraín Recinos.

Al decirle que este año Guatemala podría cerrar con más de 600 mujeres asesinadas, Berger le responde que es muy pesimista y que debiera ser más optimista. ¡Eso se llama ser un buen gobernante! Sólo le faltó decir que con el programa Guateámala todo se arreglará y tendrá un final feliz.

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