29 May 2006

Comentarios a la presentación

Por Elin Cecilie Ranum
Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP)

Comentarios a la presentación "Linchamientos: ¿Barbarie o Justicia Popular?" de Carlos A. Mendoza

Primero quisiera agradecerle a Carlos por su excelente presentación, que nos ayuda a mejor entender un fenómeno tan complejo y atemorizador que es el fenómeno de los linchamientos, y también agradecerle por invitarme a comentar su trabajo.

Con esta presentación, Carlos ha atraído nuestra atención hacia lo que quizás es el ejemplo más brutal y cruel de los problemas que enfrentar varios países latinoamericanos, muchos de ellos se encuentran en una transición de regímenes autoritarios a la democracia, y de la guerra a la paz tal como es el caso de Guatemala y El Salvador. En estos países la violencia del pasado ha sido remplazada por otro tipo de violencia que ha llegado a niveles tan extremos que ya es la mayor preocupación de los ciudadanos en estos países, y también ha llegado a tener expresiones muy extremas. La violencia se ha convertido en algo que se podría llamar una “hoguera de historia colectiva” para retomar las palabras de Eduardo Galeano. La seguridad pública, según el mismo autor, se ha convertido en una “obsesión pública”, lo cual facilita ciertas acciones y actitudes entre los ciudadanos tal como lo que hemos visto en esta presentación. Los linchamientos son un escenario de temor de la sociedad de posguerra, es el escenario de las masas que se juntan para castigar a un supuesto delincuente o amenaza a la seguridad e integridad de la comunidad, personas que en muchas ocasiones han sido inocentes... Creo al escuchar historias de violencia colectiva y de las masas que se juntan y matan a otras personas, todos nos hemos preguntado: ¿qué es lo que hace que la gente llega a estos extremos? Son historias que nos asustan. Nos asustan precisamente porque no las entendemos, no sabemos lo que hay atrás de estas historias de barbarie y de horror que con cierta frecuencia llaman nuestra atención al hojear los periódicos. Al escuchar de estos historias, quizás algunos piensan que la gente ya está harta de tanta violencia, la gente está frustrada... a lo mejor estos pensamientos no son tan equivocados, pero no explican lo que hay atrás de este fenómeno... Por esa razón, la exposición de Carlos es de mucha importancia y creo que nos ha dado a todos un mejor entendimiento de algunos factores que pueden explicar porque se llega a haber acciones tan extremas como son los linchamientos.

Carlos ha enfatizado la importancia de revisar las explicaciones anteriores y probar la importancia de otros factores para encontrar nuevas respuestas y explicaciones a los fenómenos que nos preocupa a todos. Hemos visto que si bien el legado de la guerra y las violaciones de los derechos humanos que se dio en Guatemala durante la guerra civil tiene cierta influencia en el fenómeno de linchamientos, hay otros factores que parecen ser más importantes. El legado de la guerra posiblemente hace la violencia más cruel, pero no explica su surgimiento. Se ha cuestionado la hipótesis tradicional en Guatemala, manejada principalmente por MINUGUA, agregando nuevas variables y se ha subrayado dos factores importantes: La falta de un estado de derecho y la poca presencia del estado en muchas zonas del país; e importantes características de la cultura indígena que ayudan a explicar ciertas formas de acción colectiva, que en este caso se expresa como violencia colectiva. Es una cultura con alta capacidad de organización, y donde la acción colectiva ha sido un mecanismo de supervivencia, es una cultura cuyo capital social en términos de solidaridad, sentimiento de comunidad, colectividad, organización y acción parece ser fuerte, y hemos visto como el capital social puede llegar a tener expresiones negativas...

Con base en una investigación científica donde se aplica una metodología que a mi juicio es muy valiosa a parte de ser novedosa en este tema y nuestros países. Esta metodología permite hacer un análisis cuantitativo para establecer la importancia de los diferentes variables sin perder o ignorar datos, este estudio ha sido muy enriquecedor en términos de ampliar la hipótesis tradicional sobre este fenómeno en Guatemala, agregando nuevos factores cuya importancia resulta ser mayor que los factores subrayados en estudios pasados. Esto no solamente genera un mejor entendimiento sobre el fenómeno, sino que también facilita la tarea de elaborar propuestas de políticas para prevenir estos casos.

La inseguridad y altos niveles de violencia parecen ser factores subyacentes, sin embargo no se queda de todo claro cual es el origen de la inseguridad, ni que tan afectadas por la violencia son las comunidades donde se han dado casos de linchamientos. Creo que sería interesante ver el sentimiento de inseguridad y su origen versus los de facto niveles de violencia, así como su importancia como variables. Otro punto que ojalá pueda desarrollarse un poco más en un futuro estudio son más detalles sobre los casos donde se repiten los linchamientos, cuales son los variables con mayor peso, si los linchamientos ayuden a reducir los niveles de seguridad, si las personas son más propensas a participar en linchamientos cuando ya se han dado una vez, y el impacto de difusión de los linchamientos. De igual manera hubiera sido interesante conocer más estudios de caso para enriquecer los resultados de la investigación cuantitativa, sobre todo buscando respuestas de qué tanto son los linchamientos respuestas espontáneas o qué tanto son ya acciones más planificadas y organizadas.

Este fenómeno de los linchamientos puede parecer ser ajeno a la realidad salvadoreña. Aquí tenemos violencia, pero linchamientos no tantos... No obstante, aunque el fenómeno de linchamiento no se haya manifestado en la misma manera en El Salvador, vale la punta retomar un punto importante de esta presentación: Que los ciudadanos toman la justicia por sus propias manos. La diferencia es que eso se da en una forma más discreta e invisible que en Guatemala. Y esto es una práctica muy respaldada por los salvadoreños.; la mitad de la población acepta estas acciones, y está a favor de organizar grupos vecinales armados para defenderse.

Un punto del trabajo de Carlos Mendoza que me llamó mucho la atención es la separación de la sociedad entre “ellos” y “nosotros”, o los “malos” y los “buenos”. Esto genera que la gente muchas veces piense que tienen el derecho de juzgar sobre otras personas, lo cual puede llegar a un nivel donde los “buenos” se sienten con el derecho de decidir que tipos de derechos merecen tener los “malos”, llegando al extremo de tener el derecho de quitarles la vida a los “malos”. Esta separación también puede ser usada para generar apoyo a políticas extremas o represivas de control o de seguridad, donde se acepta que se violan los derechos de los “malos” precisamente porque esto da una sensación en los “buenos” de que su seguridad incrementa.

Esto a su vez refuerza la actitud que mencioné hace poco. El hecho tomar la justicia en sus propias manos. Lo que se ve en El Salvador, no son las masas que participan en una turba o en un linchamiento, sino que se da en una forma más discreta y silenciosa donde alguien manda a matar a alguien etc. Quizás el caso más extremo aquí es el caso de las pandillas, donde los pandilleros han dejado de ser “personas” por el hecho de que se ha generado una percepción colectiva de que los pandilleros son los “malos” de la sociedad y son una amenaza a la seguridad de los demás, los “buenos”. Esto ha llevado a una situación de algo que se podría llamar “desconexión moral” donde la gente desconecta el moral y las normas cuando no sea conveniente aplicarlos. Esto se ve cuando la gente aplauda cada vez que se muere un pandillero. La gente lo aplauda, lo aprueba, y no lo denuncia. En esta manera, la gente se convierte en cómplices de los asesinatos, en cómplices del hecho de que alguien le quita la vida a alguien. No son participes en la forma que se da en el caso de los linchamientos, donde la muerte ocurre como resultado de una acción colectiva. Pero son participes en una muerte que ocurre como resultado de una aceptación colectiva de que los “malos” de la sociedad no tienen el mismo derecho a la vida como los “buenos”.

Como en Guatemala, la falta de un estado de derecho, la poca presencia del estado, la falta de acceso al sistema de justicia y la incapacidad del estado de garantizar seguridad a los ciudadanos en El Salvador son factores que ayudan a generar estos valores. La incapacidad del estado de brindar seguridad impide la construcción de una cultura política democrática, ya que refuerza actitudes autoritarias, reduce la confianza en el sistema judicial y otras instituciones del estado, reduce el apoyo a la democracia, y el respeto a los derechos individuales de los demás. Estas son valores que se ven en los salvadoreños, y que aunque no se expresen en la misma forma extrema y no generen el mismo escenario de terror como los linchamientos, son valores que ponen en peligro la gobernabilidad, dificultan el proceso de democratización del país, e impiden la construcción de la paz ciudadana.

Una lección muy importante que vale la pena retomar de esta presentación es precisamente la necesidad de fortalecer el estado, su presencia y trabajar para construir un estado de derecho, ya que esto parece ser un factor determinante por lo cual la gente llegue al extremo de decidir quien tiene el derecho de vivir o no, expresada en una forma de acción colectiva como los linchamientos, o por medio de una aceptación colectiva que se ve aquí en El Salvador también.

Para terminar, quiero felicitarle otra vez a Carlos por este trabajo. Creo que es un aporte muy importante, ya que señala graves debilidades de los países y ayuda a ilustrar algunos problemas que muchos países, no sólo Guatemala y El Salvador, tienen que enfrentar en la transición de la guerra a la paz y de regímenes autoritarios a la democracia. Muchas gracias.

Miércoles 3 de mayo del 2006.
Universidad Centroamericana (UCA) “José Simeón Cañas”
San Salvador, El Salvador.

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