24 October 2009

Reporte GAM a septiembre 2009

Grupo de Apoyo Mutuo - GAM (*)

La constante desesperación de los guatemaltecos y guatemaltecas ante la falta de respuesta de las instituciones encargadas de brindar seguridad, como de las encargadas de impartir justicia, ha generado frustración, odio y sobre todo temor, recurriendo a cualquier otro tipo de solución de la situación violenta por la que actualmente pasa nuestro país; los linchamientos son uno de ellos, han sido utilizados por años para dar castigo a quienes, al parecer de los pobladores, merecen ser puestos en disciplina.

Anteriormente los linchamientos se daban de otra forma, sin embargo, al evolucionar la violencia, evolucionó también la forma en que se puede aplicar una aparente justicia y practicar el vandalismo, un ejemplo de ello es que anteriormente era muy raro escuchar que le dieran muerte a la persona a quien se le aplicaba la medida disciplinaria, en cambio en la actualidad constantemente se escucha que además de golpear a los supuestos delincuentes, se les da muerte de las maneras más crueles.

El aumento constante de los linchamientos se ha reflejado en las estadísticas que se presentan mes a mes, de acuerdo con el monitoreo que GAM realiza, el año 2008 al mes de septiembre reportaba 94 casos de linchamientos y 6 personas muertas, por la misma causa. Sin embargo, al mismo mes del 2009 se reportan 110 personas linchadas y 28 muertas, lo cual refleja claramente la desesperación de los pobladores ante la inseguridad que se vive actualmente. El siguiente cuadro es muestra de lo anteriormente descrito.



(*) Informe sobre la situación de derechos humanos y hechos de violencia al mes de septiembre 2009, pp. 9-10.

06 October 2009

Linchamientos como revancha política

Carlos A. Mendoza

Leyendo con más detenimiento la obra de Hernán del Valle (2003) sobre la vida del Presidente Carlos Herrera, en la cual narra con bastante detalle el derrocamiento del dictador Manuel Estrada Cabrera en 1920, encontré otros casos de linchamiento político previo a los mencionados en mi POST anterior.

"En cuanto terminó la sesión de la Asamblea el jueves 8 de abril, se produjo el primer incidente cruento: una manifestación de estudiantes y otras personas en respaldo de la Asamblea encontraron a Eduardo Anguiano, un allegado a Estrada Cabrera; Anguiano les disparó y causó la huida del grupo sin herir a nadie; en ese momento llegaron varios obreros que lo balearon, y salió huyendo, pero le dieron alcance y lo lincharon. Más tarde, el Coronel Juan López Avila fue convencido por los alzados, y entregó al grupo unionista el Cuartel No. 3 bajo su mando con 800 hombres, así como apreciable cantidad de armamento. Simultáneamente, los unionistas tomaron la Plaza de Armas, la Segunda Sección de la Policía, la Administración de Licores, la Aduana y una casa de Estrada Cabrera en la 7a. avenida, donde obtuvieron armamento y municiones." (p.143)

Luego, del Valle cuenta lo que le ocurrió a los comandantes del Fuerte Matamoros, que eran leales a Estrada Cabrera y que desde allí bombardeaban a los rebeldes que habían ocupado el Cuartel No. 3:

"En los acontecimientos de la Semana Trágica pesaron más los aspectos cívicos y políticos que los estrictamente militares, aun cuando el Ejército apoyó al movimiento. [...], se pusieron al frente de la sublevación el 8 de abril y atacaron los fuertes de San José y Matamoros y La Palma, residencia presidencial defendida por tropas indígenas momostecas, como se había anotado. Para evitar derramamiento de sangre, los coroneles Alberto García Estrada y Miguel López, comandantes de Matamoros, entregaron el fuerte a los sublevados, lo que no impidió que una turba incontrolable los linchara en la esquina de la 8a calle y 7a avenida zona 1; también el fuerte San José fue abierto a los alzados, y sus altos jefes corrieron mejor suerte." (p.148)

Esto me hace pensar que en dicha "Semana Trágica" hubo un efecto de imitación respecto al uso de los linchamientos como forma de castigo contra los seguidores de Estrada Cabrera.

05 October 2009

Otro caso del pasado político

Carlos A. Mendoza

En el libro de Gustavo Porras (2009), titulado "Las Huellas de Guatemala," también se menciona otro caso de linchamiento político, en sentido literal y no puramente metafórico.

Porras cuenta (p. 211) que en 1960 empezaron las "luchas masivas" por medio de huelgas de burócratas y estudiantes. También explica que con la aparición de la televisión, la represión del Estado contra los manifestantes fue observada por cientos de televidentes: "Por eso a todos nos conmocionaron las escenas de los garrotazos, de los balazos, de los gases lacrimógenos y -con un alto impacto- el linchamiento de un judicial descubierto por la multitud en el cementerio, durante el sepelio de varias de las víctimas estudiantiles."

Esto ocurrió al inicio del lamentable período llamado "conflicto armado interno" (1960-96). Fue un linchamiento popular, seguramente espontáneo, fruto del dolor y del deseo de venganza. Facilitado por la identidad común de los estudiantes, que sintieron e interpretaron la agresión contra sus compañeros como una contra todo el grupo y cada uno de ellos.

Es decir, que no hubo una "pedagogía del terror" previa, según la cual los linchamientos fueron aprendidos al observarse los ajusticiamientos que hacían ambos bandos contra sus enemigos, o contra los colaboradores del adversario. Si hubo tal aprendizaje habría que buscarlo con anterioridad al conflicto pues, como se mencionó en el POST pasado, hay casos registrados a principios del siglo XX y en la primera mitad del siglo XIX, en contextos de revancha política.

02 October 2009

Linchamientos políticos del pasado

por Carlos A. Mendoza

Estoy leyendo con mucho interés el libro de Sholón Porras (2009), titulado "Las Huellas de Guatemala." Me parece una obra muy valiosa sobre la historia reciente del país, contada por uno de sus protagonistas. En la misma me he encontrado con dos episodios de linchamientos, ambos relacionados con la revancha política.

El primero, es "el linchamiento de Cirilo Flores (1826), entonces vicepresidente de la Federación Centroamericana, al interior de la catedral de Quetzaltenango, por parte de vendedoras de los mercados de esa ciudad que antes habían sido azuzadas por los curas, diciendo que Cirilo Flores llegaba a apoderarse de los bienes eclesiásticos" (p. 172).

El segundo, "en 1920 la multitud que linchó a los funcionarios de Estrada Cabrera gritaba echémonos a otro toro, conforme los iba despedazando uno por uno" (p. 176).

Investigando un poco más sobre el primer caso, encuentro que el hecho ocurrió un 13 de octubre y, según Scheina (2003: 126), fue una turba de indígenas. Bancroft (1887: 88) dice que fue una "turba de indios fanáticos". En su nota a pie de página (n.38) también dice que Morazán afirmó lo siguiente: "Puesto en manos de un feroz populacho, instigado por las funestas ideas que le inculcaron sus sacerdotes...".

Sobre el segundo incidente, encuentro esta amplia explicación en otro libro que estoy leyendo (del Valle 2003: 153-4):

"El Licenciado Marroquín Rojas publicó que a principios de la Semana Trágica, el populacho saqueó la casa de Jorge Galán, esbirro de Estrada Cabrera, sin que él, ni Eugenio Silva Peña pudieran evitarlo. Los pillajes se generalizaron. El Intendente General de los Bienes Nacionales Intervenidos a Estrada Cabrera informó que en La Palma los atracadores arrasaron hasta con el techo y las puertas. Federico Ponce Vaides narró, en carta de 21 de diciembre de 1921, los detalles de la rendición del dictador, ocurrida el 15 de abril de 1920. Ponce Vaides dice que él fue capturado y conducido a la casa del Partido Unionista donde sufrió una golpiza. Después, junto a otros militares defensores de La Palma, fue confinado en el Colegio de Infantes, frente al Parque Central, donde estaba la Comandancia de Armas, y acusó al General Felipe S. Pereira, aliado a los unionistas, de azuzar a la plebe para linchar a los militares Miguel López, Alberto García Estrada y al allegado a Estrada Cabrera, Joaquín B. Madrid. Dichos elementos castrenses murieron allí, en un reprobable acto del que Ponce Vaides se salvó, gracias a la intervención del señor José Azmitia, quien llegó a detener los linchamientos. En la plaza de armas ya habían sido destrozados el Licenciado Francisco Gálvez Portocarrero y Jorge Lobo, vinculados con el dictador; antes de ingresar a la Comandancia, corrió igual suerte el Comandante Julio Ponce Vaides, defensor de La Palma y hermano de Federico. Gente de bajos estratos económicos fue la responsable de los linchamientos que los unionistas condenaron enérgicamente. El Unionista de abril 28 de 1920 admitió los saqueos y asesinatos, pero aclaró que sus partidarios no habían participado en esas acciones.

El 10 de mayo de 1920, en Quetzaltenango, fueron asesinados en prisión 13 antiguos servidores del régimen caído. También hubo linchamientos o asesinatos en Retalhuleu; fue ultimada una persona en Mazatenango; ocho, en Totonicapán; una, en Antigua Guatemala; y siete, en Cocales. Saquearon las residencias de José Búrbano, Girón, Solares, Máximo Soto Hall -poeta y diputado cercano a Estrada Cabrera- Claro Chajón, López, José Reyes, Manuel María Girón, Lara, Felipe Márquez, Sotero Segura, Teodoro Cifuentes y Marroquín. Incendiaron las casas de los generales José Reyes y Enrique Arís. En Escuintla atacaron las casas de Gilberto Cabrera; en Quetzaltenango, la de José Piedra Santa y las fincas de los generales Flores, Aguilar y Cifuentes."

Estas referencias me enseñan dos cosas: 1) en Guatemala la frase de "linchamiento político" debe tomarse con cuidado, porque no ha sido utilizada únicamente en sentido figurado, sino que ha ocurrido literalmente; 2) esta evidencia histórica refuerza mi punto de que los linchamientos de la actualidad no son el resultado del reciente conflicto armado interno (1960-96), pues hay numerosos casos previos, como lo he mostrado también en otros POSTs en este mismo BLOG.

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Referencias:

Bancroft, Hubert H. (1887). "History of Central America" en The Works of Hubert Howe Bancroft.

del Valle P. Hernán (2003). Carlos Herrera: Primer Presidente Democrático del Siglo XX.

Scheina, Robert L. (2003). Latin America's Wars: The age of the caudillo, 1791-1899.