25 May 2008

La antítesis de la justicia

Por Kenia Herrera
Directora del Departamento de Capacitación del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala

Publicado en Prensa Libre

Los linchamientos en ningún momento pueden constituir una expresión de justicia de la sociedad, a pesar de que en algunos informes se haya considerado como una forma de “justicia por mano propia”.

El diccionario de la Real Academia Española define el linchamiento como “la acción de ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o reo”. Como se puede advertir, el contenido semántico de la palabra no hace referencia a ningún elemento de justicia, sino, por el contrario, refleja un acto de barbarie que niega a los ciudadanos el principio fundamental de sujeción a un “juicio previo” para poder sancionar a un reo o persona sospechosa de criminalidad.

Aun cuando para la ciudadanía los linchamientos puedan ser considerados como una modalidad de justicia social, frente a la incapacidad de las instituciones del Estado y sus autoridades para sancionar a los sospechosos por hechos criminales, es importante advertir que esta práctica atenta, incluso, contra quienes pretenden justificarlo.

En primer lugar, niega el derecho a un juicio previo a la sanción, que se constituye como la base fundamental para evitar la arbitrariedad y anarquía dentro de la sociedad; en segundo lugar, quienes admiten estos actos pueden, incluso, llegar a ser víctimas, con lo que generan mayor inseguridad de la que se pretende reprimir.

En el contexto guatemalteco, en la mayoría de los casos la práctica de los linchamientos parte de la simple sindicación de la comisión de un hecho considerado como delictivo. Una persona o grupo de personas persigue y detiene al sospechoso, a fin de someterlo a agresiones físicas, que incluso han llegado a producir la muerte.

Los actos de barbarie producidos por el tumulto que participa del linchamiento han llegado a mostrar alto grado de crueldad y desprecio a la vida.

Tales actos de desprecio a la integridad de las personas se han justificado en asaltos, atropellos por vehículo, hecho político, brujería, hurtos y robos. Dicho en otras palabras, el robo o hurto de una cosa se cobra con el sufrimiento y la vida del supuesto delincuente.

Sin duda, la ineficiencia del sistema de justicia constituye uno de los factores centrales que han sido esgrimidos para justificar los linchamientos. Sin embargo, prácticas de esta naturaleza solamente acentúan el grado de ingobernabilidad del país y la incapacidad de la sociedad para establecer mecanismos pacíficos que coadyuven a la reconstrucción del tejido social.

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