Prensa Libre (29 jul 10)
La muerte de José Juan León a manos de un grupo de vecinos que lo quemó vivo, la noche del domingo último, en la aldea Nucá, Santa Cruz Barillas [Huehuetenango], hizo resurgir la preocupación de sectores sociales, fuerzas de seguridad, instituciones de gobierno y pobladores por el incremento de los linchamientos en este departamento, pues se reportan 66 casos desde el 2005. En lo que va del año, la Policía Nacional Civil (PNC) ha reportado 12 linchamientos, y se teme que al final el número sobrepase los 24 hechos de este tipo perpetrados en el 2009, ya que desde el 2008 han ido en aumento.
Del 2005 al 2009, la Comisión Presidencial de Derechos Humanos (Copredeh) contabilizó 54 linchamientos, entre estos el de dos mujeres, y 86 personas vapuleadas. Por su parte, la PNC registra 39, pero se debe a que no documentó 15 casos en que los vecinos enterraron a las víctimas en las comunidades.
Vyron Herrera, delegado departamental de Copredeh, comentó que parte del problema es que en las poblaciones donde se ha aplicado este tipo de castigos a presuntos delincuentes, las turbas superan en número a los agentes de la PNC asignados a las subestaciones, y eso dificulta cualquier intento de rescate. Relató que el diálogo y la mediación de ellos, la PNC y la Procuraduría de los Derechos Humanos ha evitado más casos.
Práctica común
Herrera lamentó que el linchamiento se haya convertido en una práctica común en las comunidades donde con frecuencia todo se resuelve matando a los presuntos delincuentes.
“Se ha desvalorizado la vida de las personas al grado de que son asesinadas por el robo de una gallina, la llanta de un vehículo o cualquier objeto”, dijo. Añadió que la falta de credibilidad en el sistema de justicia, la PNC y el Ministerio Público contribuye a que la gente quiera hacer justicia por su propia mano.
El delegado de la PDH Érick Villatoro señaló que los constantes escándalos de policías involucrados en hechos delictivos disminuye la confianza de los huehuetecos. “El aumento de los linchamientos solo es el reflejo de la debilidad del Estado”, expresó Villatoro, quien afirmó que este tipo de conductas solo ayudan a que se forme una mala imagen de este departamento.
Refirió que 12 de los 31 municipios de Huehuetenango están catalogados con alta incidencia de linchamientos. Entre estos lugares resalta Santa Bárbara, en donde han ocurrido ocho muertes, cinco en una sola ocasión, mientras que en la finca San Isidro, La Democracia, y San Pedro Soloma ha habido siete casos.
Reconoce debilidades
El comisario Romi Fuentes, jefe departamental de la PNC, reconoció que como institución tienen debilidades, principalmente por falta de personal preparado para rescatar a quienes son retenidos por turbas.
Confirmó que en este tipo de casos la PNC se ve superada por la cantidad de vecinos y que en la mayoría de ocasiones los hechos ocurren en comunidades distantes, por lo que no pueden cumplir su labor, aunque han logrado rescatar a algunas personas.
Explicó que en algunas ocasiones se han visto forzados a utilizar la fuerza para evitar los linchamientos, pero muchas veces los propios pobladores acceden a entregar a los presuntos delincuentes a las autoridades.
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