10 February 2010

Linchamientos: efecto, no causa

por Mario Antonio Sandoval
Prensa Libre (10 feb 10)

EL DOMINGO ANTERIOR fue publicado en elPeriódico un interesante trabajo de la periodista Marta Sandoval, acerca de los linchamientos urbanos. El artículo señala algunos criterios del señor Carlos Mendoza, experto en el tema sobre esta clase de actos violentos, quien se refirió a un hecho claro: no son el resultado de falta de educación, ni de violencia en las áreas rurales, sino está presente en todos los sectores de la sociedad. Los criterios del entrevistado me hicieron pensar un poco en el tema, y al hacerlo afiancé mi idea de cuáles son las verdaderas causas por las que una persona participa en un linchamiento: una, porque ya no confía en el sistema de justicia; otra, por estar desesperada ante la impunidad de los delincuentes.

LINCHAR, DICE EL Diccionario de la Real Academia Española, es “ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo”. Tumulto es un alboroto producido por una multitud. Según esta definición, un linchamiento implica la muerte de quien lo sufre. Pero a pesar de ello me parece adecuado darle, como ocurre en Guatemala, la acepción de un “linchamiento parcial”, cuando la persona linchada no pierde la vida. Pienso así porque uno de los factores fundamentales del linchamiento es el silencio no solo de quienes participan directamente, sino de los testigos, muchas veces convertidos en participantes espontáneos, deseosos de manifestar un castigo a quien, con o sin razón, consideran un delincuente o un criminal.

EL LINCHAMIENTO TIENE muchas veces la característica de poder ser calificado como una reacción salvaje, y sin duda lo es, porque ocurre como consecuencia de hechos en apariencia no suficientemente serios como para justificarlo ni explicarlo a simple vista. Los casos presentados en el artículo son buenos ejemplos: la mujer atacada y desnudada por pasajeros de un autobús urbano al descubrirla cometiendo robos. Estudiantes de la Universidad Landívar vapulearon a ladrones de computadoras en el estacionamiento. Intento de quemar vivos a dos secuestradores frente al IGSS de Pamplona. Y, sobre todo, la actitud cómplice de quienes simplemente ven las agresiones tumultuarias, o quienes se unen de manera espontánea a los hechores.

NO SE PUEDE COMPRENDER el linchamiento en Guatemala si no se toma en cuenta la precaria situación del sistema de justicia, con 97 por ciento de los crímenes impunes. El hecho en sí —robo de una computadora, de una cartera en un bus— no explica por qué personas no delincuentes atacan de esa manera. Pero sí lo explica la desesperación ante tanto caso parecido. El linchado se convierte en una especie de símbolo, y la actitud inconsciente de quienes lo atacan es la de “este no me estaba haciendo nada a mí, pero participo en darle una lección, ya sea a él o a los demás criminales.” Por eso es válido calificar los linchamientos en Guatemala como una reacción para lograr un castigo imposible de obtener por medio del sistema de justicia.

RECUERDO HABER VISTO hace unos 25 años, en la 20 calle y avenida Bolívar, cómo unas 20 personas patearon alrededor de 50 veces a un ladrón de anteojos, quien increíblemente logró escapar corriendo. Lo más impresionante fue ver a la gente salir de todos lados para patearlo, escuchar sus gemidos. El delincuente y quienes lo agredieron se hicieron humo: nadie dijo nada, y cada quien continuó su camino o sus tareas. Llegaron unos policías y preguntaron algo, como por no dejar, y se fueron. Nunca lo he olvidado. Los linchamientos, estoy seguro, aumentarán si el sistema de justicia sigue como está, porque es sinónimo de una segura falta de castigo. Solo podrán ser reducidos si se hacen esfuerzo porque esto último se reduzca o desaparezca.

No comments: