Por Abner Guoz
elPeriódico (23 may 05)
El linchamiento de seis personas cometido el sábado pasado en Joyabaj, Quiché, elevó a 13 el número de víctimas por ese fenómeno en lo que va del año, según estadísticas de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).
Que no hayan existido más casos es prueba de que las medidas adoptadas por las autoridades locales, para promover el diálogo, han dado resultados, subraya el ministro de Gobernación, Carlos Vielmann.
El funcionario confiesa que no puede decir si existe un aumento de linchamientos con relación a 2004, pero asegura que hoy existe mayor conciencia en gobernadores, agentes policiales, alcaldes y activistas humanitarios en promover el diálogo para evitar que las personas tomen la justicia por su propia mano.
De hecho, Vielmann recuerda que en el último caso hubo un grupo de personas que trató de conciliar con los vecinos para evitar que golpearan y quemaran a supuestos ladrones, pero esa medida no dio los frutos esperados y al menos cinco de los seis agredidos, fallecieron.
Una de las causas, según el titular de la Cartera del Interior, es que las personas no confían en el trabajo del sistema de justicia. Entretanto, el procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, considera que mientras se debilita la autoridad comunitaria, se producen más casos.
Confía, entonces, en que los planes de prevención, como el que impulsa la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y que es fortalecido por la PDH, logren resultados durante el presente año. Morales no cree que haya un incremento, aunque ello no debe significar que el tema se desatienda.
Según el vicepresidente Eduardo Stein, los linchamientos son una preocupación para el Gobierno porque ello significa que se abren los espacios de impunidad con métodos “parajudiciales”. Sostiene que es un problema que se evidenció desde 1997, cuando ya no hubo control militar y se dio un vacío en el poder civil.
1 comment:
Posiblemente no han ocurrido tantos linchamientos como en años anteriores debido a que los pasados han tenido un efecto disuasivo en los potenciales delincuentes que operaban en las zonas rurales indígenas. Ni el Ministro ni el Procurador parecen tener claro las causas del fenómeno y las posibles soluciones. El Vicepresidente podría estar más cerca del origen del problema: la ausencia del Estado.
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