23 May 2005

El azote de los linchamientos

elEditorial de elPeriódico (23 may 05)

El sábado pasado, cuatro personas fueron linchadas en el caserío Cruz Chich, municipio de Joyabaj, departamento de Quiché. Estos asesinatos se suman a los innumerables hechos de sangre ocurridos en todo el territorio nacional en lo que va del presente año. El año 2004 fue uno matizado por innumerables asesinatos y linchamientos, pero las estadísticas que se registran durante 2005 son el mejor indicador de que los linchamientos y los asesinatos en vez de disminuir aumentan dramáticamente.

Los linchamientos estigmatizan a nuestro país como uno de los más salvajes del mundo, y no solamente han provocado enérgicas condenas de la comunidad internacional, sino que han colocado a Guatemala entre los países peligrosos o con alto riesgo. Las causas de los linchamientos son atribuidas a múltiples factores, entre los que destacan: A) Acciones paramilitares de limpieza social; B) Fundamentalismos religiosos; C) Falta de credibilidad en la administración de justicia oficial; D) Intervención de ex Patrulleros de Autodefensa Civil (PAC) en los ajusticiamientos extrajudiciales; y E) Cultura de muerte en poblaciones en las que el enfrentamiento armado interno fue más devastador.

Indudablemente, preocupa sobremanera la cultura de muerte que de nuevo se fortalece en una sociedad sin esperanza, aterrorizada y destrozada moralmente, en la que siguen prevaleciendo los supuestos de violencia que marcaron el enfrentamiento armado interno (1960-96), que postulan que la vida humana no vale nada, que la única manera de sobrevivir es haciendo valer la ley de la selva y que no hay margen para la solución pacífica de las disputas y los conflictos.

Con amargura debemos reconocer y confesar que en Guatemala la paz firme y duradera nunca empieza y que la misma sigue siendo una utopía.

1 comment:

Carlos Mendoza said...

Desde 1998, cuando se dio el mayor número de muertes (54), dicha cifra ha disminuído año con año hasta el 2002 cuando hubo 25 muertes (según los datos de la MINUGUA). En el 2003 se perdió la continuidad en el monitoreo de los casos.