10 February 2010

Sobre la identidad compartida y los linchamientos

por Carlos A. Mendoza

Me parecen muy interesantes los comentarios de mi colega Daniel Núñez sobre el uso del término "identidad compartida". Es importante utilizar los conceptos de forma precisa para no crear más confusión en el debate.

Básicamente, estoy de acuerdo son su distinción: "La identidad no es un atributo de la persona, sino una variable relacional." Es lo que distingue a nosotros de los otros.

Ciertamente utilizo la identidad compartida como una variable independiente, pero no para decir que "hay algo en la cabeza de estas personas que las hace proclives a ser violentas." Yo la he utilizado, desde mis primeros ensayos en 2001, para explicar cómo las comunidades logran superar el conocido problema de la acción colectiva. Por ello me gusta definir a los linchamientos como un fenómeno de violencia colectiva: hay que explicar lo "colectivo" y lo "violento".

Mi primer referente teórico sobre esto de la identidad compartida y su efecto en la movilización para la acción fue, precisamente, un sociólogo (y su estudiante): Oberschall, Anthony y Hyojoung Kim (1996), "Identity and Action," en Mobilization: An International Journal, I (1): 63-85. Ellos concluyen, entre varios puntos, que la búsqueda de una identidad genera externalidades que facilitan la acción colectiva para todos aquellos que comparten la misma identidad.

La parte violenta del fenómeno la he abordado utilizando otros insumos teóricos, como los ofrecidos por Kalyvas, Stathis (1999), "Wanton and Senseless? The Logic of Massacres in Algeria," en Rationality and Society, 11 (3): 243-85. Él explica con teoría de la utilidad esperada las bases racionales de la violencia que nos parece extrema y sin sentido.

Sin embargo, también estoy de acuerdo con Daniel en su afirmación de que las "golpizas colectivas no sólo vienen de, sino que fortalecen la identidad de dichos grupos (y a veces, la forman!)." Leyendo sobre el origen del sentimiento religioso y la función que ha desempeñado el mismo en las sociedades primitivas (de cazadores y recolectoras, hace más de 50 mil años) encuentro argumentos convincentes sobre cómo la identidad de nosotros está necesariamente en contraposición de la de los otros. Es relacional, como nos recordaba Daniel. Pero parece que desde un principio era ya "conflictivamente" relacional, debido a la lucha por recursos: territorio para cazar, por ejemplo. Así que estoy abierto a seguir explorando este complejo tema entre identidades y violencia.

Finalmente, acepto el uso del término solidaridad, como lo propone Daniel. Me parece que refleja bien la idea que tengo en mente, pues los miembros de las turbas actúan en reacción a una ofensa a otro miembro de la comunidad y lo hacen en bloque, como uno solo.

He invitado a Daniel, quien también se interesa en estudiar el fenómeno de los linchamientos desde la perspectiva sociológica, para que participe activamente en este BLOG. Espero que pronto tengamos aquí sus reflexiones a manera de POST.

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