Por Óscar Figueroa
Prensa Libre (04 ene 2009)
Sindicados de haber sido pandilleros, 26 jóvenes fueron detenidos por las Juntas Locales de Seguridad Ciudadana (JLSC) de San Juan Cotzal, Quiché. Algunos aseguran que son inocentes, y otros aceptan su culpabilidad; sin embargo, todos deben cumplir jornadas de trabajo forzado, como reparaciones y construcciones en escuelas y edificios públicos.
Además, deben asistir a servicios religiosos católicos y evangélicos, con integrantes de las feligresías locales.
“No soy marero. Me capturaron por bolo, pero no he robado ni asesinado a nadie”, declaró uno de los castigados.
Otros expusieron que pagan porque el estilo occidental de vestir y actuar que tienen no es aceptado por la comunidad.
Otros confesaron haber sido integrantes de pandillas. “El correctivo que cumplo es merecido. Me ayudará a modificar mi vida”, expuso uno de ellos.
Juntas de seguridad
Las JLSC fueron integradas hace pocas semanas para contrarrestar la delincuencia en ese municipio, relató el alcalde José Pérez Chen. El 27 de diciembre último habían efectuado las primeras 20 detenciones, y hasta el 31 de ese mes, las otras seis.
Las JLSC funcionan pese a que la delegación del Ejército lleva a cabo patrullajes en el casco urbano, debido a que las autoridades comunitarias no se confían y prefieren mantener activas las Juntas. “Hacen patrullajes combinados junto a la Policía”, declaró el jefe edil.
Refirió que las JLSC lograron la detención de varios pandilleros, y que éstos delataron a sus cómplices, por lo que lograron capturar a los 20 primeros, sindicados de asaltos, extorsiones y asesinatos. Todos son señalados de haber sido miembros de la Mara 18 o de la Mara 13.
Se les incautó un fusil de asalto AK-47, una subametralladora mini-Uzi, una escopeta 12, dos pistolas calibre 9 mm y un revólver 38 mm.
El castigo comenzó el 29 de diciembre recién pasado, luego de que fueran llevados a una misa y a un servicio evangélico. Es para alejarlos del mal camino”, relató una joven integrante de la pastoral juvenil católica de esa localidad.
Los supuestos integrantes de la Mara 18 deberán cumplir hasta 36 días de trabajo, y los de la Mara 13 hasta 26.
Si bien varios de los capturados no aceptan haber sido pandilleros, todos los progenitores de ellos están satisfechos con las medidas. De hecho, los azotaron en público un día después de su captura.
Teresa Rivera, madre de uno de los capturados, afirmó que es un milagro que su hijo esté vivo, porque no escuchaba consejos y andaba con malas compañías.
Otros pobladores también están de acuerdo. Ana Córdova destacó que la sanción la tienen bien ganada. “Nos asaltan y hasta matan si nos oponemos a sus exigencias, por lo que creo que ahora la paz volverá al pueblo”, declaró.
Juan Rodríguez, presidente de las JLSC, explicó que serán liberados cuando cumplan el castigo, pero si reinciden serán entregados a la Policía Nacional Civil para someterlos a procesos legales.
El alcalde anunció que, pese a que concluirán los trabajos obligados, deberán ir todos los días, a las 16 horas, a reportarse a la JLSC hasta que la comunidad decida que la pena es suficiente.
Además, los detenidos trabajan de 7 a 15 horas y descansan en cárceles públicas.
Las aldeas que han sido más castigadas por la delincuencia son Santa Abelina, Chichel, Vichivalá y San Felipe Chenlá.
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