por Eduardo Villatoro
La Hora (16 nov 09)
No puede justificarse, de ninguna manera, que grupos de vecinos de cualquier localidad urbana o rural pretendan tomar la justicia por sus propias manos, aunque se quiera explicar que es consecuencia del alto grado de impunidad que impera en el país y a causa del constante incremento de delitos atribuidos al crimen organizado y a pandillas de delincuentes juveniles.
Por medio del correo electrónico me acabo de enterar de la forma como en San Juan Cotzal, un agente de la Policía Nacional Civil fue víctima de la incontrolable furia de una multitud, sólo por intentar averiguar porqué se encontraba retenido un hijo suyo de 15 años de edad, en aquel municipio de Quiché.
Según la versión de un lector y amigo mío a quien llamaré Macario, para evitarle represalias, el domingo 1 de este mes, Día de los Santos, grupos de sujetos fuertemente armados con escopetas y machetes detuvieron a un adolescente porque fue señalado de ser miembro de una de las maras que abundan en aquel departamento y en toda la República.
El padre del muchacho, un agente de la PNC originario de Cotzal, que estaba de servicio en el cercano municipio de Chajul, del mismo departamento, fue avisado por familiares que su hijo menor de edad había sido atrapado por los integrantes de una turba, encerrándolo en una especie de calabozo, aparentemente con el consentimiento del Alcalde municipal de Cotzal, a quien, asimismo, se le señala de encabezar o manipular a la Junta Local de Seguridad.
De acuerdo con la versión de Macario, el agente policial habría pensado que por trabajar en la PNC sus paisanos iban a tener alguna consideración para su hijo, sobre todo porque preguntó cuál delito había cometido el muchacho, para que fuera consignado al Juzgado de Paz más cercano. Pero el policía no contó el enardecimiento de la turba, cuyos integrantes, cegados por el odio y la venganza, arremetieron contra el agente, que fue linchado y quemado vivo.
Macario afirma que algunas o muchas de las Junta Locales de Seguridad de Quiché operan como cuerpos paralelos que participan en distintas clases de atropellos contra cualquier vecino, al margen de los órganos de seguridad y de justicia, recordando los sombríos tiempos de la guerra interna, cuando miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) se convirtieron en verdugos de sus propias comunidades.
Mientras persista el estado de impunidad y de indefensión, desgraciadamente continuarán los linchamientos, por ausencia de la aplicación de la justicia pronta y cumplida.
(Romualdo Tishudo, refiriéndose a los que participan en linchamientos, cita este refrán de la sabiduría popular: -Mientras buscas la venganza, prepara dos tumbas; una de ellas será la tuya).
No comments:
Post a Comment