Por Carlos Duarte
La Hora (29 nov 08)
Las voces de la muchedumbre fueron claras: "consigamos gasolina y quememos a este ladrón, hijo de la gran p...".
Cualquiera se impactaría de escuchar semejante expresión de parte de otro ser humano, pero aun así, ese grupo de gente trabajadora que se dirigía a sus destinos particulares se desahogaba de lo que acababan de sufrir en la camioneta.
Tres sujetos se subieron y a punta de pistola los despojaban de sus pertenencias; ese grupo de gente acababa de sufrir un asalto, y en su frustración e ira, lograron capturar a un presunto delincuente y mientras le propinaban una paliza entre todos, pedían gasolina para poder lincharlo.
Y es que la violencia criminal y los índices delincuenciales han sobrepasado no solamente las cifras de los últimos 30 años, inclusive los niveles vividos durante la guerra interna, sino que han colmado la paciencia de los guatemaltecos, quienes han vivido a merced de los criminales, desprotegidos por unas fuerzas de seguridad incapaces o sin el deseo de salvaguardar al ciudadano y de imponer el orden a esta anarquía que se vive en el país.
No comments:
Post a Comment